Siempre he amado la frase “Lo importante del fondo es la forma”, porque cada vez encuentro más significados en ella. Al igual que cuando damos un regalo, entre más hermoso es, más nos preocupamos por su envoltura. Lo mismo ocurre con el amor, siempre buscamos mil maneras de expresarlo. La belleza también se refleja de esta manera, tanto en nuestras acciones como en nuestra apariencia.
El valor del autoconocimiento
Desde pequeña, le di mucha importancia a saber quién era, qué me gustaba y hacia dónde quería ir. Disfrutaba trabajar, estudiar, y participar en seminarios. Me enfoqué en mi carácter, en mi personalidad, y no en mi apariencia física. Nunca me preocupé demasiado por cómo lucía, ni por seguir los estándares físicos impuestos por la sociedad.
El momento de introspección
Sin embargo, un incidente en mi vida me llevó a entender que también quería sentirme orgullosa de la mujer que veía en el espejo. Quería sentirme satisfecha tanto interna como externamente. Esto no significaba enfocarme solo en la belleza física, sino encontrar un balance entre lo que soy por dentro y por fuera.
La importancia del equilibrio
A menudo, veo a muchas jóvenes que se preocupan únicamente por su apariencia física: su cuerpo, su ropa, sus selfies. Es crucial recordar que somos seres completos, compuestos por cuerpo, mente, emociones y espíritu. Si solo cultivamos nuestra belleza externa, podemos sentirnos vacías por dentro.
La conexión entre lo interno y lo externo
La belleza verdadera no se trata solo de lo que proyectamos por fuera, sino de cómo se refleja nuestra esencia interna. Cuando estamos en paz y equilibrio por dentro, esa armonía se nota en nuestro exterior. El mensaje es claro: el equilibrio entre el cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu es fundamental para sentirnos verdaderamente hermosas y plenas.
Gracias por acompañarme en esta reflexión.