En este espacio quiero compartir mi experiencia sobre un concepto que ha guiado mi vida: la misión de vida. Reflexionando sobre este tema, he descubierto que nuestra existencia cotidiana puede transformarse en una misión personal llena de significado. Acompáñame en este recorrido, en el que les contaré cómo me acerqué a esta idea y cómo ha moldeado mi forma de ver el mundo.
El Inicio de Mi Búsqueda
Siempre me he considerado una buscadora. Desde el año 2000, cuando visité una tribu indígena, fui cautivada por la idea de que no solo estamos en esta vida para encontrar una misión, sino para encarnarla. Esta revelación cambió mi perspectiva y despertó en mí el deseo de saber qué era lo que realmente me apasionaba. ¿Qué haría yo si no me pagaran? ¿Cuáles son mis talentos? Estas preguntas marcaron el inicio de un camino de autoexploración que me llevaría a encontrar mi propósito.
La Dificultad de Vivir Sin Misión
En algún momento, me encontré desempleada y con la sensación de que mi vida carecía de propósito. Me di cuenta de que no había venido al mundo solo para pasar horas haciendo algo que no disfrutaba, solo por un salario. Esa inquietud me impulsó a buscar respuestas y, finalmente, a pedirle a Dios que me ayudara a encarnar mi misión de vida. Con el tiempo, comprendí que la vida misma ya es una misión en sí misma.
La Vida Como Misión
Muchos de nosotros nos pasamos la vida esperando “el momento perfecto”. Cuando me case, cuando tenga hijos, cuando viaje… pero lo fascinante es que la vida misma, con sus altos y bajos, puede ser nuestra misión. Aceptar esto me permitió ver la vida de una manera diferente, reconociendo que cada situación, incluso las más difíciles, nos brinda la oportunidad de conectar con nuestro propósito.
Conectar con la Justicia y la Valentía
Recuerdo un momento crucial en mi vida cuando enfrenté una situación de injusticia en una cooperativa. A pesar de las amenazas y dificultades, me mantuve firme en mi denuncia de malas prácticas administrativas. Esta experiencia me permitió descubrir una nueva faceta de mí misma: la valentía. Enfrenté a las personas que querían intimidarme y salí fortalecida. A veces, nuestra misión no es lo que esperamos o deseamos, pero es precisamente en esos desafíos donde descubrimos nuestra verdadera fortaleza.
El Instinto Maternal en una Mascota
Una experiencia curiosa que me ayudó a conectar con otro aspecto de mí fue la llegada de una mascota a mi vida. Al principio, me sentía incómoda con la idea de tener un animal, pero poco a poco, ese gatito despertó en mí un instinto maternal que no sabía que tenía. A través de este proceso, entendí el significado del compromiso y el amor incondicional. A veces, las lecciones más grandes vienen de los lugares más inesperados.
¿Qué Te Está Enseñando la Vida?
Finalmente, quiero invitarte a reflexionar sobre lo que estás viviendo hoy. ¿Hay algo que detestas o quisieras cambiar? Tal vez, si lo enfrentas de una manera distinta, descubras una versión nueva de ti mismo. La vida misma, con sus retos y alegrías, puede ser la misión que estamos buscando. No es necesario esperar “el momento ideal”, la misión está en el aquí y ahora, en cada situación que enfrentamos a diario.
Gracias por acompañarme en esta reflexión, espero que puedas encontrar tu propia misión en cada momento de tu vida. ¡Hasta la próxima!